
Los gigantes industriales europeos frente a los desafíos globales
02/21/19 • 10 min
A comienzos de enero, la Comisión Europea, vetó la fusión entre los dos gigantes ferroviarios: el francés Alstom y el alemán Siemens, despertando una polémica que aún continúa. Los defensores del proyecto, argumentan que frente a la competencia es imprescindible disponer de industrias de talla global. Los detractores justifican el veto, argumentando que no es posible saltarse las reglas, arriesgando perjudicar a los consumidores.
Así explicaba el veto, la comisario europea Margrethe Vestager:
"El impacto negativo sobre la competencia es claro, frente a la ausencia de soluciones apropiadas, la Comisión ha bloqueado la fusión"
"La política de competencia asegura que tengamos una competencia abierta y justa en el mercado único europeo. Mantiene a nuestras empresas en estado de alerta. Una empresa no será competitiva en el extranjero, si no tiene ninguna competencia en casa"
Por su parte el gobierno francés condenó claramente la decisión de la Comisión, Bruno Lemaire ministro de economía.
"Considero que es un error económico y los criterios retenidos por la Comisión Europea no eran los adecuado..., La comisión dice que el mercado Europeo no está abierto a los gigantes chinos, creo exactamente lo contrario, creo que dentro de poco veremos llegar el gigante chino CRRC en Europa....es un error político porque el papel de la Comisión europea es defender los intereses económicos e industriales europeos..."
El economista Enrique Feás co-editor del blog New Deal cuestiona en el ámbito de la competencia industrial, una focalización exclusiva sobre el tamaño de las empresas.
"Estamos confundiendo el origen de la competencia, cuando se insiste en que lo importante es tener un gran tamaño, significa que lo único importante a los efectos de la competencia son las economías de escala, es decir un costo menor. Cuando en realidad hoy, la competencia tiende a basarse en aspectos tecnológicos donde tal vez el tamaño no sea tan relevante..."
Consideraciones que no descalifican algunas premisas franco alemanas, como la necesidad de reformar las reglas de la competencia a nivel internacional, de modo que permitan tener una política industrial más ambiciosa frente a los competidores estadounidenses y chinos.
La defensa de una visión europea de la globalización pasa necesariamente por defender sus intereses económicos diseñando nuevos marcos para la competencia internacional. Pero el problema es que no resulta tan claro que los europeos tengan una posición común. Dos visiones del derecho a la competencia parecieran oponerse en Europa. Una, de inspiración liberal, defiende una estricta aplicación de las reglas. La otra defiende una mayor flexibilidad para proteger el "made in Europe".
A comienzos de enero, la Comisión Europea, vetó la fusión entre los dos gigantes ferroviarios: el francés Alstom y el alemán Siemens, despertando una polémica que aún continúa. Los defensores del proyecto, argumentan que frente a la competencia es imprescindible disponer de industrias de talla global. Los detractores justifican el veto, argumentando que no es posible saltarse las reglas, arriesgando perjudicar a los consumidores.
Así explicaba el veto, la comisario europea Margrethe Vestager:
"El impacto negativo sobre la competencia es claro, frente a la ausencia de soluciones apropiadas, la Comisión ha bloqueado la fusión"
"La política de competencia asegura que tengamos una competencia abierta y justa en el mercado único europeo. Mantiene a nuestras empresas en estado de alerta. Una empresa no será competitiva en el extranjero, si no tiene ninguna competencia en casa"
Por su parte el gobierno francés condenó claramente la decisión de la Comisión, Bruno Lemaire ministro de economía.
"Considero que es un error económico y los criterios retenidos por la Comisión Europea no eran los adecuado..., La comisión dice que el mercado Europeo no está abierto a los gigantes chinos, creo exactamente lo contrario, creo que dentro de poco veremos llegar el gigante chino CRRC en Europa....es un error político porque el papel de la Comisión europea es defender los intereses económicos e industriales europeos..."
El economista Enrique Feás co-editor del blog New Deal cuestiona en el ámbito de la competencia industrial, una focalización exclusiva sobre el tamaño de las empresas.
"Estamos confundiendo el origen de la competencia, cuando se insiste en que lo importante es tener un gran tamaño, significa que lo único importante a los efectos de la competencia son las economías de escala, es decir un costo menor. Cuando en realidad hoy, la competencia tiende a basarse en aspectos tecnológicos donde tal vez el tamaño no sea tan relevante..."
Consideraciones que no descalifican algunas premisas franco alemanas, como la necesidad de reformar las reglas de la competencia a nivel internacional, de modo que permitan tener una política industrial más ambiciosa frente a los competidores estadounidenses y chinos.
La defensa de una visión europea de la globalización pasa necesariamente por defender sus intereses económicos diseñando nuevos marcos para la competencia internacional. Pero el problema es que no resulta tan claro que los europeos tengan una posición común. Dos visiones del derecho a la competencia parecieran oponerse en Europa. Una, de inspiración liberal, defiende una estricta aplicación de las reglas. La otra defiende una mayor flexibilidad para proteger el "made in Europe".
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Brasil, un nuevo rumbo económico
La elección de Jair Bolsonaro, quién asumió la presidencia de Brasil en enero de este año, fue aplaudida por los mercados, mientras los valores brasileños experimentaron sensibles subidas. El gigante sudamericano se apresta a emprender nuevo rumbo económico, de claro corte liberal, conducido por el super ministro de economía, Paulo Guedes.
Entrevistados : Georges Dib, economista de la consultora Euler Hermes y Philippe Orliange, director regional en Brasil de la AFD, agencia Francesa de desarrollo.
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El glifosato preocupa a los agricultores franceses
Los franceses les gusta llamarla la granja más grande de europa, es el salón de la agricultura de Paris. Cita ineludible del mundo agrícola, que anualmente reune, al conjunto de actores del sector. Incluidos campesinos que exponen sus productos y también sus preocupaciones, a los habitantes de la capital y políticos de turno.
En medio de las sonadas demandas judiciales contra Montsanto, una de las preocupaciones que más inquieta al sector, es el emblemático glifosato, herbicida por excelencia. Como explica a Radio Francia Internacional Thierry Perret,director científico en Instituto de investigaciones agrícolas INRA :"Es el herbicida más vendido en el mundo, son cantidades extremadamente importantes y un casi monopolio al menos durante un período, en manos de una o unas pocas multinacionales. Es un herbicida que finalmente ha revolucionado las prácticas agrícolas y pemitido aumentar de manera muy significativa las superficies cultivadas, en particular en américa del sur: Brasil y Argentina"
La lucha contra las malas hierbas ha llevado a los agricultores a poner el énfasis en garantizar las cosechas con el menor esfuerzo, opción de la posguerra por la necesidad de producir alimentos en gran escala.Una ley del menor esfuerzo que tiene un costo para la salud y el medio ambiente.
Sylvain Perret, director del departamento Medio ambiente y sociedad del Centro de Investigaciones agronómicas para el desarollo CIRAD,
"Desde que la agricultura existe sobre el planeta los agricultores han buscado deshacerse de las malas hierbas. Primero lo hicieron a mano, como siguen haciéndolo en algunos países africanos, pero exige gran cantidad de mano de obra... horas de horas.... Con la llegada de la mecanización hace un siglo y medio, con un tractor y algunos dispositivos se podía ir más rápido... después aparecieron los herbicidas. Después de la guerra, con todo el reciclaje de los productos químicos desarrollados en particular por la industria alemana, que recicló sus productos destinados al armamento orientándolos hacia la agroquímica, pasamos a una etapa aún más fácil. La naturaleza humana va hacia lo que es más simple, pasamos de un esfuerzo muy duro, manual, al tractor y ahora a una simple pulverización."
La Confederation paysanne, sindicato altermundialista se opone abiertamente a los pesticidas como explica a RFI Christine Riva, campesina y miembro de la Confederación.
En cambio la Federación Nacional de sindicatos agricolas, ente gremial mayoritario, si bien no se opone abiertamente al uso del glifosato, se muestra más prudente, destacando la disparidad de casos. Por ejemplo entre un complejo cerealero y una modesta huerta frutal, donde los imperativos económicos son de escala diferente.
La variedad de actores y el volumen de los intereses en juego: industria aqroquímica, fliliales agrícolas, exportaciones, política agrícola europea, subvenciones... no facilitan la expresión de una voluntad común por un cambio de modelo, menos dependiente de los fitosanitarios.
Pero la inquietud de algunos productores, sumada a la presión de la sociedad, incluídos los procesos contra Montasanto, parecieran marcar un nuevo rumbo en la materia.
Entrevistados : Thierry Caquet, director científico en Instituto de investigaciones agrícolas INRA, Sylvain Perret, director del departamento Medio ambiente y sociedad del Centro de Investigaciones agronómicas para el desarollo CIRAD, Christine Riva, campesina y miembro de la Confederation Paysanne y la voz de Christain Durlin miembro del Consejo de administración de la FNSEA.
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