
Un corazón para la casa – Ps. Martín Hoguín
11/10/24 • -1 min
Un corazón para la casa
Por: Pastor Martín Holguín
¿Por qué son importantes los templos para Dios? La Biblia nos muestra que, desde el principio, Dios anhelaba habitar en medio de la humanidad. En el Jardín del Edén, todo el entorno era como un templo donde el cielo y la tierra se unían. Cuando Dios está en medio de su pueblo, las cosas florecen; hay vida y propósito. Pero, el pecado llevó al exilio, y los humanos fueron expulsados del jardín. Aun así, el corazón de Dios deseaba volver a habitar con sus hijos.
Aquí es donde entra la historia del Éxodo. Después de liberar a su pueblo de 400 años de esclavitud, Dios los prepara para ser una nación en la que Él mismo vivirá. En el desierto, los israelitas llevaban una “carpa portátil” o tabernáculo, que era como un «mini Edén» lleno de imágenes de ángeles y otros símbolos.
Éxodo 35:20-22. Éxodo 36:5-6.
El tabernáculo era el lugar de la presencia de Dios y representaba un paso hacia la restauración del paraíso. El pueblo comprendió la importancia de que Dios habitara en medio de ellos gracias a Moisés, quien les enseñó que, sin Dios, no podrían avanzar. Por eso todos colaboraron para hacerlo posible.
Muchos años después, ya establecido el reino de Israel, David deseó construir un templo, pero fue su hijo Salomón quien lo llevó a cabo. Con el tiempo, el pueblo de Israel se alejó de Dios; aunque mantenían los ritos, sus corazones estaban lejos de Él. Aun así, Dios seguía queriendo habitar entre ellos, por lo que Él mismo se hizo hombre en Jesús y se hizo «como un tabernáculo» entre nosotros. Juan 1:14 (NTV).
Los templos no se tratan solo de edificios o auditorios; hay un principio espiritual detrás de ellos. Cuando damos de forma sacrificial para la obra de Dios, Él responde. Dios habitó el tabernáculo solo cuando estuvo completo, y llenó el templo de Salomón solo cuando fue terminado. Él no se fija tanto en la calidad de los materiales o el diseño, aunque queremos dar lo mejor, sino que lo que realmente valora es el esfuerzo y el deseo de quienes preparan un lugar digno para Él.
La ofrenda para la casa de Dios expresa varias cosas sobre nosotros:
1. Comprensión de nuestra liberación: Los israelitas dejaron de ser esclavos en una noche; ya no tenían un amo cruel. De igual manera, Jesús nos ha liberado de la esclavitud del pecado.
2. Gratitud: La ofrenda de los israelitas demostraba gratitud por su libertad. ¿Estamos agradecidos por lo que Dios ha hecho en nuestras vidas? Si es así, no habrá sacrificio tan grande que no estemos dispuestos a ofrecer.
3. Comprensión de nuestro propósito y destino: Israel comenzó a entender que Dios habitaba en medio de ellos para que fueran una bendición para todas las naciones.
4. Prioridad de la presencia de Dios: Moisés entendió que, si Dios no iba con ellos, no tendría sentido avanzar. Que Dios habite en medio de nosotros debe ser siempre nuestra mayor prioridad.
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Un corazón para la casa
Por: Pastor Martín Holguín
¿Por qué son importantes los templos para Dios? La Biblia nos muestra que, desde el principio, Dios anhelaba habitar en medio de la humanidad. En el Jardín del Edén, todo el entorno era como un templo donde el cielo y la tierra se unían. Cuando Dios está en medio de su pueblo, las cosas florecen; hay vida y propósito. Pero, el pecado llevó al exilio, y los humanos fueron expulsados del jardín. Aun así, el corazón de Dios deseaba volver a habitar con sus hijos.
Aquí es donde entra la historia del Éxodo. Después de liberar a su pueblo de 400 años de esclavitud, Dios los prepara para ser una nación en la que Él mismo vivirá. En el desierto, los israelitas llevaban una “carpa portátil” o tabernáculo, que era como un «mini Edén» lleno de imágenes de ángeles y otros símbolos.
Éxodo 35:20-22. Éxodo 36:5-6.
El tabernáculo era el lugar de la presencia de Dios y representaba un paso hacia la restauración del paraíso. El pueblo comprendió la importancia de que Dios habitara en medio de ellos gracias a Moisés, quien les enseñó que, sin Dios, no podrían avanzar. Por eso todos colaboraron para hacerlo posible.
Muchos años después, ya establecido el reino de Israel, David deseó construir un templo, pero fue su hijo Salomón quien lo llevó a cabo. Con el tiempo, el pueblo de Israel se alejó de Dios; aunque mantenían los ritos, sus corazones estaban lejos de Él. Aun así, Dios seguía queriendo habitar entre ellos, por lo que Él mismo se hizo hombre en Jesús y se hizo «como un tabernáculo» entre nosotros. Juan 1:14 (NTV).
Los templos no se tratan solo de edificios o auditorios; hay un principio espiritual detrás de ellos. Cuando damos de forma sacrificial para la obra de Dios, Él responde. Dios habitó el tabernáculo solo cuando estuvo completo, y llenó el templo de Salomón solo cuando fue terminado. Él no se fija tanto en la calidad de los materiales o el diseño, aunque queremos dar lo mejor, sino que lo que realmente valora es el esfuerzo y el deseo de quienes preparan un lugar digno para Él.
La ofrenda para la casa de Dios expresa varias cosas sobre nosotros:
1. Comprensión de nuestra liberación: Los israelitas dejaron de ser esclavos en una noche; ya no tenían un amo cruel. De igual manera, Jesús nos ha liberado de la esclavitud del pecado.
2. Gratitud: La ofrenda de los israelitas demostraba gratitud por su libertad. ¿Estamos agradecidos por lo que Dios ha hecho en nuestras vidas? Si es así, no habrá sacrificio tan grande que no estemos dispuestos a ofrecer.
3. Comprensión de nuestro propósito y destino: Israel comenzó a entender que Dios habitaba en medio de ellos para que fueran una bendición para todas las naciones.
4. Prioridad de la presencia de Dios: Moisés entendió que, si Dios no iba con ellos, no tendría sentido avanzar. Que Dios habite en medio de nosotros debe ser siempre nuestra mayor prioridad.
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La pregunta – Ps. Rolando Rodríguez
La pregunta
Por: Pastor Rolando Rodríguez
En la Palabra, encontramos a un hombre conocido por lo que hizo para Dios: Nehemías. Es importante recordar que, a veces, más relevante que quién me conoce en este mundo, es que Dios me conozca. ¿Por qué fue conocido Nehemías?
Nehemías fue conocido por reconstruir la muralla de Jerusalén que había sido destruida. ¿Cómo estaban las murallas de Jerusalén en esos tiempos? Tenían 4 km de longitud alrededor de la ciudad, 3 a 4 metros de altura, 2 a 3 metros de ancho, 10 puertas de acceso y torres de vigilancia, construidas sobre terrenos inclinados, y llevaban 70 años derribadas. ¿Cómo llegó Nehemías a involucrarse en esta reconstrucción?
Nehemías 1:1-4 (NTV): “Estas son las memorias de Nehemías, hijo de Hacalías. A fines del otoño, en el mes de quisleu, del año veinte del reinado del rey Artajerjes, me encontraba en la fortaleza de Susa. Hananí, uno de mis hermanos, vino a visitarme con algunos hombres que acababan de llegar de Judá. Les pregunté por los judíos que habían regresado del cautiverio y sobre la situación en Jerusalén. Me dijeron: ‘Las cosas no andan bien. Los que regresaron a la provincia de Judá tienen grandes dificultades y viven en desgracia. La muralla de Jerusalén fue derribada, y las puertas fueron consumidas por el fuego’. Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo.”
En otras palabras, la situación de Jerusalén y su gente era un desastre. Esto fue lo que llevó a Nehemías a hablar con el rey, pedir permiso y ayuda para ir a reconstruir las murallas (Nehemías 2). Él se involucró porque hizo una pregunta y fue sensible a la voz de Dios.
¿Quién era Nehemías? Era judío; de profesión: copero del rey, o, en otras palabras, un mesero de alta posición. No era rey, ni gobernador, ni alcalde, ni candidato político, ni ingeniero. Era alguien común y corriente, pero con una visión. Ser de visión hace que Dios nos vea; nos pone en su mapa.
¿Cuál fue la visión de Nehemías? Reconstruir las murallas de Jerusalén, movido por amor, fe y obediencia al llamado de Dios. Lo hizo sin ingenieros, ni maquinaria, ni planos o presupuesto. Solo utilizó lo que tenía: la gente de Jerusalén, quienes trabajaron en unidad y por familias.
Hoy tenemos una visión en Comunidad de fe: terminar nuestra casa. Con butacas en el graderío, un nuevo piso y cortinas en el auditorio. Esta es nuestra oportunidad de construir para Dios, como lo hizo Nehemías.
¿Quiénes fueron los beneficiados de esa reconstrucción? El pueblo de Jerusalén, alrededor de 25,000 personas en ese tiempo.
Hoy la pregunta es: ¿Seré parte de esta visión? ¿Soy parte de Comunidad de Fe? Dios va a proveer, y la bendición será primero para nosotros, y luego para los que vendrán. ¿Quién dice “Aquí estoy”?
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Mientras la tierra exista – Ps. Luis Navarrete
Mientras la tierra exista
Por: Pastor Luis Navarrete
Estamos viviendo tiempos difíciles debido a las circunstancias naturales que enfrentamos, pero como hijos de Dios, debemos entender el propósito de estas pruebas.
Juicio a causa del pecado. Génesis 8:20-22 (NVI). En el Antiguo Testamento, las sequías y otras calamidades solían ser consecuencia del juicio de Dios debido a la desobediencia e idolatría del pueblo. Estos juicios eran, en esencia, un llamado divino al arrepentimiento.El diluvio fue el juicio más grande de Dios sobre la humanidad. Sin embargo, Dios prometió no volver a destruir la tierra de esa manera. El versículo 22 reafirma esta promesa, indicando que los ciclos de la naturaleza, como el día y la noche o las estaciones, permanecerán constantes mientras la tierra exista.
Así como Dios estableció ciclos naturales, también existen ciclos y principios espirituales que rigen nuestra vida en el Reino de Dios. Uno de estos principios es la siembra y la cosecha.
Génesis 26:1-3 (NVI). En esta historia, la sequía y la falta de alimento fueron resultado del juicio de Dios. Sin embargo, su propósito era llevar a las personas al arrepentimiento y a renovar su compromiso con Él. Isaac quiso ir a Egipto en busca de ayuda, pero Dios lo dirigió a quedarse en la tierra prometida, donde sería bendecido.
La siembra como provisión de Dios. Salmos 37:18-19 (NVI). Esta promesa ha sido de gran bendición. ¿Cómo Dios prospera a sus hijos en medio de crisis? A través de la siembra, como un acto de fe.
Génesis 26:12-14 (NTV). Sembrar en tiempos de crisis es un acto de fe y confianza en Dios. El resultado, como en el caso de Isaac, fue milagroso. Otro ejemplo de provisión divina se encuentra en la historia de Elías: 1 Reyes 17:7-16 (NVI). La viuda, golpeada por la crisis, recibió provisión milagrosa cuando obedeció y sembró en fe al atender al profeta Elías.En cualquier crisis, Dios tiene un camino de salvación para sus hijos. A menudo, ese camino requiere que demos un paso de fe, sembrando en medio de la necesidad; sin embargo, cuando confiamos en Él, vemos Su milagrosa provisión en nuestra vida.
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