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Comunidad de Fe - Hombres y mujeres fuertes – Ps. David Ingman

Hombres y mujeres fuertes – Ps. David Ingman

10/13/24 • -1 min

Comunidad de Fe

Hombres y mujeres fuertes para tiempos difíciles
Por: Pastor David Ingman

En la 2da carta a Timoteo, el apóstol Pablo le advierte a Timoteo y a la iglesia en Éfeso sobre los tiempos difíciles que vendrán y cómo afectarán a la Iglesia.

Pablo, sabiendo que su muerte estaba cerca, escribió esta carta para preparar a Timoteo, quien pastoreaba una iglesia madura, pero bajo ataque. “En los últimos días vendrán tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1). Pablo, consciente de la naturaleza nerviosa de Timoteo, lo anima a estar listo: “Sí, y todo el que quiera vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirá persecución” (2 Timoteo 3:12 NVI).

Pablo nos insiste en la necesidad de fortalecer la fe, recordando que la persecución y los desafíos son parte de seguir a Cristo.

Smith Wigglesworth comentó una vez: «Si nunca has sufrido por Cristo, entonces no has hecho nada por Él y no eres una amenaza para el diablo». En otras palabras, ¡Al diablo le gusta cómo eres! Esta advertencia es relevante no solo para Timoteo, sino para todos los creyentes. No hay que ser alarmistas, pero el llamado es claro: prepararse para lo que viene.

Pablo también da una instrucción clara y directa: “Fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10). Todos tenemos que fortalecernos. El Espíritu está buscando hombres y mujeres fuertes para tiempos difíciles. Esta orden no es opcional, sino necesaria para sobrevivir en los momentos de prueba espiritual. “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11).

La lucha no es contra personas, sino contra poderes espirituales malignos (Efesios 6:12). Muchos están luchando contra la gente y las circunstancias. Se enojan con la vida y las personas porque las cosas no salen como creen que deberían salir, pero su agresividad ha sido mal dirigida.

Para resistir los continuos ataques del enemigo, Pablo insta a la iglesia a ser personas de oración, a estudiar la Palabra de Dios diariamente, a usar el Nombre de Jesús con autoridad y a caminar en comunión con el Espíritu Santo. Este no es el momento para ser débiles o sentir lástima por uno mismo, sino para ser fuertes y confiar en el Señor: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Otros versículos que refuerzan este llamado son: Isaías 40:31, Josué 1:9, 1 Corintios 16:13, Colosenses 1:11 y 2 Timoteo 2:1.

La clave para avanzar como cristianos y enfrentar estos tiempos es confiar plenamente en Dios y no en nosotros mismos.

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Hombres y mujeres fuertes para tiempos difíciles
Por: Pastor David Ingman

En la 2da carta a Timoteo, el apóstol Pablo le advierte a Timoteo y a la iglesia en Éfeso sobre los tiempos difíciles que vendrán y cómo afectarán a la Iglesia.

Pablo, sabiendo que su muerte estaba cerca, escribió esta carta para preparar a Timoteo, quien pastoreaba una iglesia madura, pero bajo ataque. “En los últimos días vendrán tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1). Pablo, consciente de la naturaleza nerviosa de Timoteo, lo anima a estar listo: “Sí, y todo el que quiera vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirá persecución” (2 Timoteo 3:12 NVI).

Pablo nos insiste en la necesidad de fortalecer la fe, recordando que la persecución y los desafíos son parte de seguir a Cristo.

Smith Wigglesworth comentó una vez: «Si nunca has sufrido por Cristo, entonces no has hecho nada por Él y no eres una amenaza para el diablo». En otras palabras, ¡Al diablo le gusta cómo eres! Esta advertencia es relevante no solo para Timoteo, sino para todos los creyentes. No hay que ser alarmistas, pero el llamado es claro: prepararse para lo que viene.

Pablo también da una instrucción clara y directa: “Fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10). Todos tenemos que fortalecernos. El Espíritu está buscando hombres y mujeres fuertes para tiempos difíciles. Esta orden no es opcional, sino necesaria para sobrevivir en los momentos de prueba espiritual. “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11).

La lucha no es contra personas, sino contra poderes espirituales malignos (Efesios 6:12). Muchos están luchando contra la gente y las circunstancias. Se enojan con la vida y las personas porque las cosas no salen como creen que deberían salir, pero su agresividad ha sido mal dirigida.

Para resistir los continuos ataques del enemigo, Pablo insta a la iglesia a ser personas de oración, a estudiar la Palabra de Dios diariamente, a usar el Nombre de Jesús con autoridad y a caminar en comunión con el Espíritu Santo. Este no es el momento para ser débiles o sentir lástima por uno mismo, sino para ser fuertes y confiar en el Señor: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Otros versículos que refuerzan este llamado son: Isaías 40:31, Josué 1:9, 1 Corintios 16:13, Colosenses 1:11 y 2 Timoteo 2:1.

La clave para avanzar como cristianos y enfrentar estos tiempos es confiar plenamente en Dios y no en nosotros mismos.

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undefined - ¿Qué clase de árbol eres? – Ps. David Ingman

¿Qué clase de árbol eres? – Ps. David Ingman

¿Qué clase de árbol eres?

Por: Pastor David Ingman

Cuando viajamos, a cualquier parte del mundo, la gente observa cómo hablamos y actuamos, y a menudo juzgan por el país de dónde somos. Pero la verdadera pregunta es: ¿qué tipo de persona somos?

Muchas veces, sobre todo cuando una pareja joven quiere comprometerse, se habla de alguien como una “persona correcta” que viene de una “buena familia”, pero ¿alguien sabe qué significa realmente ser «correcto»?

Veamos la perspectiva de Jesús acerca de esto en Mateo 12:33, Él dijo: «O haced el árbol bueno y su fruto bueno, o haced el árbol malo y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol». Cambiando la palabra «árbol» por «persona», entendemos que el carácter de alguien se refleja en sus acciones (sus frutos). Así que, ¿qué tipo de «árbol» somos cada uno?

Jesús continuó en Mateo 12:34: «... de la abundancia del corazón habla la boca». En muchas partes de la Biblia, la Palabra nos dice que Dios ve lo más profundo de nuestro corazón, lo más íntimo de nuestro ser.

Hemos llegado a un momento en la historia en el que ya no podemos vivir agradando a todos, sino que debemos decidir agradar a Dios. ¿Somos buenos o malos árboles? ¿Nuestro fruto es bueno o malo? ¿Somos verdaderos cristianos o falsos? ¿Nuestra relación con Dios es profunda o superficial?

Jesús también advirtió en Mateo 12:36-37: «... de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado». Jesús nos dice que ordenemos nuestras vidas y vivamos con integridad, sin hipocresía, siendo claros en lo que decimos y hacemos. Viviendo como y para Jesús.

En Apocalipsis 22:11, se nos insta a decidir quiénes seremos: «El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.» La Palabra nos dice que decidamos: ser santos o profanos, ser buenas o malas personas, ser buenos o malos árboles, no podemos intentar ser ambos. Josué 24:15. Escojamos hoy a quién vamos a servir.

La decisión es clara y debemos tomarla antes de que Jesús regrese: ¿Qué clase de árboles queremos ser?

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Milagros en el desorden – Ps. Samuel Rodríguez

Milagros en el desorden
Por: Pastor Samuel Rodríguez

Jesús realizó milagros sorprendentes que nos enseñan lecciones profundas. En Juan 9:1-7, encontramos a un hombre que había nacido ciego. Jesús, en lugar de sanarlo de inmediato, escupe en la tierra, hace barro y lo coloca sobre los ojos del ciego. Luego, le dice que se lave en la piscina de Siloé, y al hacerlo, recupera la vista. Este milagro nos muestra que Jesús no solo restaura lo que hemos perdido, sino que también nos da lo que nunca hemos tenido.

En Marcos 8:22-25, Jesús encuentra a otro hombre ciego en Betsaida. Lo lleva fuera del pueblo, escupe en sus ojos y le pregunta si ve algo. Al principio, el hombre ve a las personas como si fueran árboles, pero luego Jesús vuelve a tocarlo y su visión es restaurada por completo. Este es el único caso en el que Jesús pregunta si el milagro ha funcionado, mostrando que a veces el proceso requiere más de un toque divino.

Estos dos milagros nos enseñan que Dios no solo restaura, sino que también hace cosas nuevas. En Isaías 43:19, el Señor dice: «He aquí que yo hago algo nuevo; ¿no lo notan?». A veces, esperamos que Dios nos devuelva lo que perdimos, pero Él quiere darnos algo mejor y nuevo. No debemos conformarnos con «ver árboles», sino esperar hasta ver la plenitud de lo que Dios ha prometido.

En Juan 11:40, Jesús nos dice que si creemos, veremos la gloria de Dios. También en 1 Corintios 2:9 se nos recuerda: «Lo que ojo no vio, ni oído oyó, ni ha subido en corazón de hombre, es lo que Dios ha preparado para los que le aman». Dios está haciendo algo nuevo en nuestras vidas, y si caminamos por fe, veremos su gloria en áreas donde antes había derrota o dolor.

A veces el proceso puede parecer desordenado o confuso, pero Dios está en control. El barro y la saliva pueden parecer insignificantes, pero contienen el poder transformador de Dios. Al final, lo que parecía desorden resultará en un milagro poderoso. Como dice Romanos 8:18, «Los sufrimientos del tiempo presente no se comparan con la gloria que ha de manifestarse en nosotros».

Así que no te conformes con ver árboles. Abre tus ojos a todo lo que Dios ha prometido para ti, tu familia y tu nación. Juan 3:16, Juan 10:10 y 2 Corintios 5:17 nos recuerdan las promesas de vida eterna, vida en abundancia y vida nueva. ¡Vamos a ver todo lo que Dios ha prometido, porque lo que es de Dios siempre gana!

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