
No dejes que tu fe decaiga
07/25/23 • 5 min
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Algo muy serio le ha estado sucediendo al Cuerpo de Cristo. A menudo, hemos permitido que el mensaje de fe y justicia se desvanezca.
No hablo solamente de aquellos creyentes que han estado rodeados de religión y que nunca han oído del poder que tienen en Cristo Jesús. Hablo de los que hemos oído la Palabra y hemos conocido lo emocionante de vivir por fe.
Por ejemplo, en mi propia vida, hubo ocasiones en que oraba por sanidad. Decía todas las palabras correctas: Gracias Dios, creo que recibo... Pero por dentro pensaba: ¿Por que será que Dios no me sana?
Aunque decía que creía que estaba sano, en realidad no era así. Había dudado de la promesa de Dios, creyendo lo que mi cuerpo decía, en lugar de lo que la Palabra de Dios me garantiza.
No me importa cuánto tiempo lleves como creyente o cuánto tiempo tengas practicando los principios de fe. Tu fe en las promesas de Dios fácilmente puede decaer y de ocurrir, te costará muy caro.
Quizás digas: “Pero si caer en incredulidad es tan fácil, ¿cómo podemos evitarlo?”.
En Hebreos 4:11 leemos: «Procuremos, pues, entrar en ese reposo, para que nadie siga el ejemplo de los que desobedecieron».
Nosotros debemos esforzarnos. No estoy hablando de trabajar con nuestras manos y nuestros pies o de luchar para conseguir que Dios haga algo, sino de pasar tiempo en la Palabra de Dios, aferrándonos por la fe a las promesas de Dios día tras día. Debemos escuchar la Palabra, y no permitir que se desvanezca.
Mantente firme en la Palabra. No cometas el error de pensar: “Yo sé todo ese asunto de la fe. Sé cómo recibir mi sanidad”. No te debilites, o uno de estos días el diablo te tomará desprevenido y te robará sin que te des cuenta. Por el contrario, profundiza más en la Palabra de Dios. ¡Trabaja! Se diligente para evitar que tu fe decaiga, ¡y no caerás!
Lectura bíblica: Hebreos 10:23-39© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
Algo muy serio le ha estado sucediendo al Cuerpo de Cristo. A menudo, hemos permitido que el mensaje de fe y justicia se desvanezca.
No hablo solamente de aquellos creyentes que han estado rodeados de religión y que nunca han oído del poder que tienen en Cristo Jesús. Hablo de los que hemos oído la Palabra y hemos conocido lo emocionante de vivir por fe.
Por ejemplo, en mi propia vida, hubo ocasiones en que oraba por sanidad. Decía todas las palabras correctas: Gracias Dios, creo que recibo... Pero por dentro pensaba: ¿Por que será que Dios no me sana?
Aunque decía que creía que estaba sano, en realidad no era así. Había dudado de la promesa de Dios, creyendo lo que mi cuerpo decía, en lugar de lo que la Palabra de Dios me garantiza.
No me importa cuánto tiempo lleves como creyente o cuánto tiempo tengas practicando los principios de fe. Tu fe en las promesas de Dios fácilmente puede decaer y de ocurrir, te costará muy caro.
Quizás digas: “Pero si caer en incredulidad es tan fácil, ¿cómo podemos evitarlo?”.
En Hebreos 4:11 leemos: «Procuremos, pues, entrar en ese reposo, para que nadie siga el ejemplo de los que desobedecieron».
Nosotros debemos esforzarnos. No estoy hablando de trabajar con nuestras manos y nuestros pies o de luchar para conseguir que Dios haga algo, sino de pasar tiempo en la Palabra de Dios, aferrándonos por la fe a las promesas de Dios día tras día. Debemos escuchar la Palabra, y no permitir que se desvanezca.
Mantente firme en la Palabra. No cometas el error de pensar: “Yo sé todo ese asunto de la fe. Sé cómo recibir mi sanidad”. No te debilites, o uno de estos días el diablo te tomará desprevenido y te robará sin que te des cuenta. Por el contrario, profundiza más en la Palabra de Dios. ¡Trabaja! Se diligente para evitar que tu fe decaiga, ¡y no caerás!
Lectura bíblica: Hebreos 10:23-39© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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Deja atrás el pasado
«Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; pero una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante; ¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!» (Filipenses 3:13-14)
24 de Julio
Kenneth
Golpes y contusiones espirituales. Dolores y sufrimientos internos que parecen nunca irse. Casi todos nosotros sabemos lo que son, pero pocos sabemos qué hacer al respecto.
Esperamos que por arte de magia esas heridas ocultas dejen de lastimarnos, pensamos que quizás (al dormirnos o con una porción adicional de postre) ese fastidioso sentimiento de depresión, finalmente desaparecerá.
¿Sucede de esa manera? ¡No!
Lo sé por experiencia propia.
Pero gracias a Dios, ya lo superé. Durante los últimos años, he enfrentado batallas espirituales intensas. Me he dado cuenta de que esas batallas pueden dejarlo a uno herido en el interior, así como una pelea puede dejar cicatrices en el exterior.
Antes de que naciera de nuevo, aprendí lo devastador que puede ser una verdadera pelea física. No obstante, a pesar de lo mal que me sintiera, unos días de descanso lo solucionaban.
Sin embargo, la sanidad de un espíritu herido no se manifiesta así de fácil. En realidad, el paso del tiempo con frecuencia empeora esta condición.
La razón es ésta: en lugar de dejar esos dolorosos fracasos en el pasado, con frecuencia hacemos énfasis en ellos hasta que llegan a ser más reales para nosotros que las mismas promesas de Dios. Nos enfocamos en ellos hasta que llegamos a estar sumergidos en la depresión, inactivos por el temor de que si proseguimos, volveremos a fracasar.
Pero hay una salida. Si la depresión te lleva en descenso espiritual, lo único que debes hacer para escapar es quitar los ojos del pasado y ponerlos en el futuro, un futuro que ha sido garantizado por Cristo Jesús mediante las abundantes y preciosas promesas de Su Palabra.
Hay posibilidades de que al principio no sea tan fácil para ti. Quizás tu mente ha tenido años de práctica en concentrarse en el pasado. Como un caballo viejo que habitualmente se dirige al establo, es posible que tus pensamientos comiencen a galopar en esa dirección cada vez que les sueltes la rienda.
Por lo tanto, no las aflojes. Toma las riendas con mayor fuerza. Disponte a meditar en la Palabra de Dios. Reemplaza los pensamientos del pasado con promesas de las Escrituras acerca del futuro, y se diligente al respecto. Entonces, en vez de ser un soldado herido, llegarás a ser el guerrero conquistador que Dios creó.
Lectura bíblica: Filipenses 3:12-21© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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Disfruta del banquete de la Palabra
«No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4)
La Palabra de Dios es alimento para el espíritu, así como el pan lo es para el cuerpo físico. Cuando el cuerpo se alimenta, libera una fuerza física a la que llamamos fortaleza. Cuando el espíritu se nutre del alimento espiritual de la Palabra, produce una fuerza espiritual a la que llamamos fe. De la misma manera que el cuerpo no puede alimentarse por semanas del recuerdo de una sola comida, tampoco el espíritu puede recordar lo que dice la Palabra y permanecer fuerte en la fe. Tienes que leerla. Aun cuando la hayas leído cientos de veces, necesitas leerla nuevamente.
Trata de hacer esto: cierra los ojos y obsérvate cortando un limón. Ahora pon esa rodaja de limón entre tus dientes y cuando yo diga Tres, muérdela tan duro que el jugo salpique en tu boca. Uno. Dos. Tres. ¡Muerde!
Es posible que tengas un recuerdo tan vívido de lo que es morder un limón, al punto que ahora mismo se te haga agua la boca. Pero déjame preguntarte algo: ¿te nutriste de ese recuerdo? No.
Recordar la Palabra de Dios no es suficiente. Debes alimentarte constantemente de lo que dice. Ábrela y léela. Ve a la iglesia y pon atención a la predicación de la Palabra.
Un día leerás un versículo familiar, un versículo que ya has leído miles de veces, y de pronto Dios te dará la revelación más grande que hayas tenido: una revelación completamente nueva de ese versículo. Es probable que sea exactamente lo que necesitas saber acerca de tu situación actual.
Sí, puedes alimentarte de la Palabra que está depositada en tu espíritu. Pero recuerda esto: no puedes obtener resultados continuos si no pasas tiempo en oración y en la Palabra de Dios para que el Espíritu te nutra diariamente.
No trates de vivir del recuerdo de tu última comida espiritual. Repón la fuerza de la fe dentro de ti. Disfruta hoy de un banquete con la Palabra de Dios.
Lectura bíblica: Juan 6:48-58© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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