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Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - La alabanza como arma

La alabanza como arma

04/12/25 • 5 min

Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland
«Señor, te alabaré de todo corazón y hablaré de todos tus portentos. Por ti me alegraré, oh Dios altísimo, y cantaré alabanzas a tu nombre. Ante ti, mis enemigos huyen, ruedan por el suelo y perecen» (Salmos 9:1-3)

Nunca subestimes la importancia de la alabanza. Es una de las armas espirituales más poderosas que posees. La alabanza es más que un canto bonito o unas palabras de elogio a Dios. Ésta produce resultados. La alabanza libera la misma presencia de Dios. Y cuando Su presencia entra en escena, tus enemigos son echados fuera. La enfermedad y la dolencia no pueden permanecer en tu cuerpo, tampoco la pobreza puede permanecer en tu casa.

Incluso el cansancio físico debe huir cuando se enfrenta a una alabanza auténtica, llena de gozo. Lo sé por experiencia propia. Hace años, cuando comencé a dirigir “La escuela de sanidad”, libré una verdadera batalla contra el agotamiento. Había ministrado e impuesto manos sobre los enfermos por tantas horas a la vez que cuando la reunión finalizaba, me sentía físicamente débil, incluso hasta para concluir la reunión.

Entonces, en una reunión en particular, descubrí el poder de la alabanza. Acababa de orar por quienes se encontraban en la fila de oración, y como de costumbre, me sentía exhausta. Pero en vez de descansar, el Espíritu del Señor me reveló que necesitaba regocijarme en el Señor. Así lo hice. Comencé a alabar al Señor con todo mi corazón, con toda mi mente y con todo mi cuerpo. ¿Sabes qué sucedió? El cansancio se fue y fui llena de poder con la presencia de Dios.

La próxima vez que el diablo trate de ahogar tu eficacia y de agotar tu fortaleza, recuerda que el bienestar y la victoria que son tuyas en Jesús, recházalo con el arma de la alabanza. Levanta tus manos, tu voz y todo tu corazón. ¡Alaba!

Lectura bíblica: 2 Crónicas 20:1-22

© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

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«Señor, te alabaré de todo corazón y hablaré de todos tus portentos. Por ti me alegraré, oh Dios altísimo, y cantaré alabanzas a tu nombre. Ante ti, mis enemigos huyen, ruedan por el suelo y perecen» (Salmos 9:1-3)

Nunca subestimes la importancia de la alabanza. Es una de las armas espirituales más poderosas que posees. La alabanza es más que un canto bonito o unas palabras de elogio a Dios. Ésta produce resultados. La alabanza libera la misma presencia de Dios. Y cuando Su presencia entra en escena, tus enemigos son echados fuera. La enfermedad y la dolencia no pueden permanecer en tu cuerpo, tampoco la pobreza puede permanecer en tu casa.

Incluso el cansancio físico debe huir cuando se enfrenta a una alabanza auténtica, llena de gozo. Lo sé por experiencia propia. Hace años, cuando comencé a dirigir “La escuela de sanidad”, libré una verdadera batalla contra el agotamiento. Había ministrado e impuesto manos sobre los enfermos por tantas horas a la vez que cuando la reunión finalizaba, me sentía físicamente débil, incluso hasta para concluir la reunión.

Entonces, en una reunión en particular, descubrí el poder de la alabanza. Acababa de orar por quienes se encontraban en la fila de oración, y como de costumbre, me sentía exhausta. Pero en vez de descansar, el Espíritu del Señor me reveló que necesitaba regocijarme en el Señor. Así lo hice. Comencé a alabar al Señor con todo mi corazón, con toda mi mente y con todo mi cuerpo. ¿Sabes qué sucedió? El cansancio se fue y fui llena de poder con la presencia de Dios.

La próxima vez que el diablo trate de ahogar tu eficacia y de agotar tu fortaleza, recuerda que el bienestar y la victoria que son tuyas en Jesús, recházalo con el arma de la alabanza. Levanta tus manos, tu voz y todo tu corazón. ¡Alaba!

Lectura bíblica: 2 Crónicas 20:1-22

© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

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undefined - Continúa hasta el final

Continúa hasta el final

Resistan [al diablo] firmes en la fe [contra sus ataques: establecidos, arraigados, fuertes, inconmovibles, decididos], sabiendo que los mismos (idénticos) padecimientos se van cumpliendo en sus hermanos (el cuerpo completo de cristianos) en todo el mundo. Y después de que hayan padecido por un tiempo, el Dios de toda gracia, que nos llamó a Su gloria eterna en Jesucristo, Él mismo los perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:9-10 AMP)

No importa cuánto tiempo hayas estado viviendo por fe ni cuánto hayas aprendido al respecto; de vez en cuando enfrentarás adversidades. Te encontrarás con situaciones que no saldrán como esperabas.

Si eso sucede, recuerda que esas adversidades son temporales. Quizás hayas perdido una batalla, pero no perderás la guerra. Sólo necesitas levantarte y empezar de nuevo.

Quizá digas: “No entiendo, hice todo lo que pude. Anduve en toda la verdad que conocía. ¿Por qué no obtuve la victoria?”.

¡Porque todavía había algo que ignorabas! No te asombres de que existan cosas que desconozcas acerca del mundo espiritual. Kenneth y yo hemos estado en el ministerio más de 45 años. Hemos pasado innumerables horas estudiando la Palabra. Sin embargo, hemos comprendido que cuanto más aprendemos, más cuenta nos damos de lo poco que sabemos.

Por eso, cuando nos encontramos en una situación donde parece que no podemos lograr la victoria, tenemos que pedirle a Dios más sabiduría. En 2 Samuel 21 vemos al rey David haciendo precisamente eso. La nación había estado sufriendo de hambre por tres años, y David no entendía qué estaba sucediendo. Entonces le preguntó al Señor, ¿y sabes lo que Dios le respondió? ¡Le explicó que el hambre había surgido como causa de algo que Saúl había hecho! ¿No es asombroso? Saúl había muerto hacía años, pero lo que él había activado en el mundo espiritual aún afectaba a la nación.

David pudo haberse rendido cuando sus confesiones diarias de fe y métodos de oración no aliviaban el hambre, pero no lo hizo. Le pidió a Dios más sabiduría. David usó sus adversidades temporales para buscar más conocimiento de Dios.

¡Sigue su ejemplo! Deja de darte por vencido a causa de adversidades temporales. No dejes que te saquen del juego. Después de todo, éste no termina hasta el final. Y la Biblia dice que cuando termine, habrás ganado. Por lo tanto, mantente firme en la fe. Al final, tu victoria está garantizada.

Lectura bíblica: 2 Samuel 21:1-6

© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

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Olvidando el dolor

“El amor... no se irrita, no se queja ni se resiente; no toma en cuenta el mal recibido [no le presta atención a los malos tratos]” (1 Corintios 13:5 AMP)

¿Alguna vez has tratado de perdonar a alguien... y te has dado cuenta de que no puedes hacerlo? Has clamado y orado por eso, y le has pedido a Dios que te ayude, pero esas experiencias pasadas, cargadas de rencor, se rehúsan a irse.

Para acabar con ese tipo de situaciones por completo, es necesario que tu perdón se base en la fe, y no en los sentimientos. El verdadero perdón no tiene ninguna relación con la manera en que te sientes. Es un acto de la voluntad que está basado en la obediencia a Dios y en la fe en Él.

Eso significa que una vez que hayas perdonado a alguien, deberás considerar a esa persona perdonada para siempre. Cuando los sentimientos del pasado regresen y Satanás trate de convencerte de que realmente no has perdonado, resístelo, y dile: “No, ya he perdonado a esa persona por fe. Me niego a vivir basado en esos sentimientos del pasado”.

Entonces, de acuerdo con 1 Juan 1:9, cree que has sido perdonado y limpiado del pecado del rencor, de toda injusticia relacionada con éste ¡y de cualquier recuerdo de haber sido agraviado!

¿Has escuchado alguna vez decir “Yo perdono, pero nunca olvido”? Eso es perdón de segunda clase que, como creyente, se supone que no debes aceptar. Debes perdonar de una manera sobrenatural: «así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo» (Efesios 4:32).

Debes perdonar como Dios perdona para liberar, sin condiciones y para siempre, a la otra persona del sentimiento de culpa, y así restaurar las cosas como si nada hubiera sucedido. No sólo debes perdonar, sino también olvidar lo que pasó.

Al hacerlo, algo sobrenatural ocurrirá en tu interior. El dolor ocasionado por esa experiencia desaparecerá. El poder de Dios borrará los efectos y tú podrás olvidarlo de una vez por todas.

No te conviertas en “un contador” emocional, como los rencorosos que llevan cuenta de los agravios y ofensas que sufren. Aprende a perdonar y a olvidar, y accederás a un nuevo mundo de bendiciones.

Lectura bíblica: Lucas 6:27-37

© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

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