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Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - 24 de Junio - No hables según tus circunstancias

24 de Junio - No hables según tus circunstancias

06/24/19 • 4 min

Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland

24 de Junio

Kenneth

No hables según tus circunstancias

«El que ama la lengua comerá de sus frutos;ella tiene poder sobre la vida y la muerte» (Proverbios 18:21)

Las palabras son un asunto serio. Como creyentes, debemos considerar seriamente cómo usarlas. Necesitamos que las palabras empiecen a actuar a nuestro favor, así como Dios lo hace. La Biblia dice que el Señor usa palabras para llamar a las cosas que no son como si fueran (Romanos 4:17).

La mayoría de nosotros no tenemos la menor idea de cómo hacerlo. Hemos pasado nuestra vida diciendo las cosas como las vemos. Constantemente hemos usado nuestra boca para informar acerca del estado lamentable de la situación a nuestro alrededor. De este modo, el solo pensamiento de llamar las cosas que no son como si fueran, parece un poco descabellado.

Quieres decir que se supone que yo diga: “¡Estoy sano! ¿Cuándo me siento enfermo?”.

“¡Soy próspero! ¿Cuando no tengo dinero?”. Me parece que estaría mintiendo”.

No, no. Hay una gran diferencia entre mentir y hablar por fe. La mentira se dice con la intención de engañar a alguien, de hacerle creer algo que no es cierto. Pero hablar por fe es simplemente decir palabras que están de acuerdo con la Palabra de Dios, no con las circunstancias a tu alrededor. Es hablar con tu espíritu, no con tu mente.

Como el apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 4:13: “Tenemos el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: He creído, por tanto he hablado. También hemos creído, por tanto hemos hablado” (AMP).

Eso es importante. Lee ese versículo de nuevo: “He creído, por tanto he hablado”.

Hay personas que hablan las palabras, pero no tienen la fe para respaldarlas, y como resultado, fracasan en su vida espiritual. No llamaron las cosas que no son como si fueran, sino que las llamaron de la manera que deseaban que fueran.

Estos son dos aspectos muy diferentes. Las palabras pueden ser las mismas. Pero sólo desear y esperar no cumplirá la tarea, hay que creer.

Empieza hoy a poner tanto tu boca como tu corazón en armonía con la Palabra. Deja de decir las cosas como las ves, y empieza a hablar y a creer las promesas de Dios. Has que el poder de las palabras actúe a tu favor.

Lectura bíblica: Proverbios 15

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24 de Junio

Kenneth

No hables según tus circunstancias

«El que ama la lengua comerá de sus frutos;ella tiene poder sobre la vida y la muerte» (Proverbios 18:21)

Las palabras son un asunto serio. Como creyentes, debemos considerar seriamente cómo usarlas. Necesitamos que las palabras empiecen a actuar a nuestro favor, así como Dios lo hace. La Biblia dice que el Señor usa palabras para llamar a las cosas que no son como si fueran (Romanos 4:17).

La mayoría de nosotros no tenemos la menor idea de cómo hacerlo. Hemos pasado nuestra vida diciendo las cosas como las vemos. Constantemente hemos usado nuestra boca para informar acerca del estado lamentable de la situación a nuestro alrededor. De este modo, el solo pensamiento de llamar las cosas que no son como si fueran, parece un poco descabellado.

Quieres decir que se supone que yo diga: “¡Estoy sano! ¿Cuándo me siento enfermo?”.

“¡Soy próspero! ¿Cuando no tengo dinero?”. Me parece que estaría mintiendo”.

No, no. Hay una gran diferencia entre mentir y hablar por fe. La mentira se dice con la intención de engañar a alguien, de hacerle creer algo que no es cierto. Pero hablar por fe es simplemente decir palabras que están de acuerdo con la Palabra de Dios, no con las circunstancias a tu alrededor. Es hablar con tu espíritu, no con tu mente.

Como el apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 4:13: “Tenemos el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: He creído, por tanto he hablado. También hemos creído, por tanto hemos hablado” (AMP).

Eso es importante. Lee ese versículo de nuevo: “He creído, por tanto he hablado”.

Hay personas que hablan las palabras, pero no tienen la fe para respaldarlas, y como resultado, fracasan en su vida espiritual. No llamaron las cosas que no son como si fueran, sino que las llamaron de la manera que deseaban que fueran.

Estos son dos aspectos muy diferentes. Las palabras pueden ser las mismas. Pero sólo desear y esperar no cumplirá la tarea, hay que creer.

Empieza hoy a poner tanto tu boca como tu corazón en armonía con la Palabra. Deja de decir las cosas como las ves, y empieza a hablar y a creer las promesas de Dios. Has que el poder de las palabras actúe a tu favor.

Lectura bíblica: Proverbios 15

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undefined - 23 de Junio - Fuerte

23 de Junio - Fuerte

23 de Junio

Gloria

Fuerte

«Nosotros nos parecía que éramos como langostas; y a ellos también así les parecíamos». (Números 13:33)

Según el diablo ¿cómo eres? ¿Cree él que eres un valiente y poderoso guerrero de Dios o que eres un pelele a quien puede darle una paliza cuando se le antoje?

La respuesta a esa pregunta depende de ti. Comprendí eso cuando estaba estudiando acerca del pueblo de Israel, y de cómo fracasaron al no entrar en la Tierra Prometida. La clave de su fracaso se encuentra en las palabras: «Nosotros nos parecía que éramos como langostas; y a ellos también así les parecíamos» (Números 13:33).

La razón por la cual los israelitas estaban tan aterrorizados de pelear contra los gigantes de Canaán no era porque esos gigantes fueran tan grandes, sino porque los israelitas se veían a sí mismos como enanos. La imagen que tenían de sí mismos fue la que los derrotó.

El mismo principio se aplica en tu vida como creyente. La imagen que tengas de ti mismo es la que cuenta. Si a tus ojos eres un cristiano débil y sin poder, el diablo te atropellará tres o cuatro veces al día o más si él no está ocupado. Pero cuando empieces a verte como un hijo de Dios, un conquistador del Dios todopoderoso, preparado con el mismo poder de Dios, el diablo querrá esfumarse al instante en el que te vea.

El diablo preferirá hacer cualquier cosa antes que venir contra alguien que es valiente y osado, porque él mismo es un cobarde. A decir verdad, desde que Jesús se levantó de la tumba, el corazón de Satanás se ha turbado al escuchar ese nombre de la boca del que tiene fe en Cristo.

Si no te ves fuerte en el Señor, necesitas cambiar tu opinión de tí mismo. Debes llenarte por completo de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo para que vivas como gigante espiritual. Cámbiale la situación al diablo y deja que él descubra por sí mismo lo que se siente ser una langosta.

Lectura bíblica: Números 13:17-33

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undefined - 25 de Junio - No te apresures

25 de Junio - No te apresures

25 de Junio

Kenneth

No te apresures

«Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón,y se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, y cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes... y las pondrás entre tus ojos como frontales». (Deuteronomio 6:6-8)

Una de las razones por la que Gloria y yo hemos visto los resultados que tenemos en nuestra vida y en nuestro ministerio, se debe a que cuando dábamos cuenta de lo que la Palabra de Dios haría al respecto, literalmente nos sumergíamos en ella. Apagábamos el radio y el televisor, poníamos a un lado el periódico, y pasábamos cada momento de nuestro tiempo disponible, leyendo la Palabra, escuchando grabaciones acerca de la Palabra o meditando en ella.

Al final, todo ese tiempo en la Palabra obró un poderoso efecto en nosotros. Empezó a revolucionar por completo nuestra vida, y a convertir el fracaso en éxito.

Sin embargo, eso no sucedió de la noche a la mañana. Llevó tiempo. Muchos creyentes no comprenden ese proceso. Empiezan muy devotos en la Palabra, pero cometen el error de esperar resultados milagrosos instantáneos y cuando no los ven, se desilusionan y se apartan.

No hagas eso. Sé paciente. Dale tiempo a la Palabra para que haga Su obra.

Jesús dijo una vez: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4). La Palabra de Dios alimenta el espíritu así como el pan alimenta el cuerpo. El alimento tiene que ser absorbido por el cuerpo. Las vitaminas y los minerales que hay en los alimentos ejercen un efecto acumulativo en el cuerpo, ¿no es así? Además, casi todo lo que afecta a tu cuerpo al instante se considera peligroso.

Gran parte del proceso es similar con la Palabra de Dios. Ella posee un efecto acumulativo. Sí, a veces Dios actuará instantáneamente y hará un milagro, pero sólo para enderezar las cosas. Su propósito realmente es que te alimentes de Su Palabra para que crezcas en fortaleza y fe, y des fruto a su tiempo.

Así que, no te apresures tanto. Permanece en la Palabra. Sé paciente. ¡Los resultados vendrán!

Lectura bíblica: Deuteronomio 7:11-23

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